Quién suelta, tiene ambas manos libres para coger el timón de su vida y tomar el rumbo que desee. Si queremos tomar otro camino, hacia una vida que nos llene; hemos de vaciarnos antes de estructuras, heridas, pensamientos negativos y patrones de comportamiento. Algunas personas llevan consigo un peso agotador, que les inducen a tropiezos y caídas a lo largo del camino de sus vidas, y ello conlleva que su paso sea lento y sólo puedan recorrer cortas distancias.
En este camino, otras personas les adelantarán. Personas con paso firme y ligero, con su mirada puesta en sus objetivos, que lo recorren sin titubeos y sin esfuerzo. Llevan consigo la ligereza de una mochila cargada de buenas intenciones, esperanzas y motivación. Han dejado atrás todo lo demás para dejar sitio a nuevos paradigmas, retos y resultados.  Ya no llevan el corazón cargado de resentimiento, reproches, ni culpa.

Ya no llevan el corazón cargado de resentimiento, reproches, ni culpa.

Cuando nuestro corazón, mente y alma están ocupados con todo tipo de pensamientos y sentimientos dañinos; nuestro cuerpo ya no nos susurra; nos grita. Se nos cae el pelo, nos resfriamos, nos duele algo, nuestra circulación se ralentiza o acelera, padecemos de problemas estomacales, estreñimiento o quizá algo peor. Corremos al médico y en cuanto nos tomamos lo que nos receta y escondemos los síntomas o gritos de nuestro cuerpo, creemos estar «curados». ERROR.
Hasta que no llegamos a una cierta edad, o incluso padecemos una enfermedad grave; no nos planteamos soltar lo que nos lastra,  empezar a escucharnos y pensar en el sentido u objetivo de nuestras vidas.
No esperes. Hazlo ya. Pon en tu lista de prioridades la orientación hacia tu interior. Puedes hacerlo empezando por sencillos ejercicios de respiración. Haz eso que te gusta más a menudo. Rodeate más a menudo de aquellas personas que te hacen sentir bien…. Todo tipo de hábitos que no te supongan esfuerzo ni te sometan a sentimientos negativos. Eso hará que de un hábito, se cree una costumbre y de está; salga tu nuevo patrón de comportamiento y pensamiento.
Soltar y limpiar. Dejar sitio a través del perdón, el descarte y la selección. Mirar hacia delante y atreverse a descubrir nuevos senderos.
Antiguas disciplinas orientales nos pueden ayudar a ello, a encontrar nuestro centro. Técnicas como el yoga, el Tai Chi, la meditación o el Chi Kung. Cualquier ayuda es buena.
Pero igual de importante es ACEPTAR. A veces la vida nos pide que aceptemos ciertas situaciones. Momentáneamente. Pues nada es estático. Todo en la naturaleza y en la vida es impermanente y está en proceso de cambio. Siendo conscientes de ello, hemos de saber aceptar esas situaciones que no podemos cambiar; que además serán un maestro para nosotros y nos enseñarán  a cómo lidiar con ellas. De no aceptarlas, nos dañarán aún más, o se repetirán hasta que consigamos hacerlo.
Miremos hacia adentro, en lugar de expandirnos. Esto nos permitirá conocernos mejor, aprender a escucharnos, a seguir nuestro sabio instinto y a querernos más. Nos reencontraremos con nosotros mismos y seremos más conscientes y tomaremos por fin las riendas de nuestra vida. Determinaremos por dónde, cómo y hacia dónde nos dirigimos. Seremos los autores de nuestro presente y futuro a través de nuestros pensamientos y actos.